Este año, como no podía ser menos, Arcoiris estuvo presente en el XII Festival de Balões de Ar Quente, regata aerostática que organiza la empresa lusa Publibalao desde el año 1997. Tras varias conversaciones mantenidas con nuestros colegas portugueses, decidimos que sería viable realizar un vuelo de travesía nocturno sobre el Alentejo portugués, despegando aproximadamente una hora antes del amanecer y aterrizando 3 horas después lo más lejos posible del punto de despegue.
Son las 5 de la madrugada y hemos quedado en la puerta de nuestro hotel en Alter do Chao con Antonio Malaquias, un muy buen amigo portugués que conocimos hace ya 12 años durante el primer festival. Lo recogemos y nos dirigimos a la localidad de Flor Da Rosa, que dentro de las previsiones de viento se presuponía como el mejor sitio para poder despegar con el globo. Una vez allí hacemos las comprobaciones oportunas y decidimos que hay que ir más adelante por la misma carretera, dado que el viento es un poco fuerte y en el valle será mejor para el hinchado. En aproximadamente 3 Km. localizamos un buen campo, comprobamos que el sitio es perfecto y decidimos comenzar con toda la parafernalia del montaje, el globo esta dispuesto para la salida. El vuelo lo realizaremos Pedro Villalengua como pasajero y Oscar Ayala (quien relata) como piloto al mando de la aeronave Viña Ijalba.
Son las 6:10 de la madrugada y comenzamos la aventura, comenzamos a ascender muy despacio, pero ya tomamos conciencia de lo que nos va a deparar el vuelo. Es magnifico ver cómo un montón de lucecitas indican los pueblos, la luna esta llena y casi se puede ver el suelo. Estamos en continuo ascenso y el globo comienza a caminar cada vez mas rápido. Vemos Flor Da Rosa y Crato, las localidades mas cercanas, y también a lo lejos Alter do Chao. La temperatura no es muy baja y dentro de la cesta no hace frío, estamos ya a unos 1000 metros de altura y la velocidad del globo es de 34 Km/h. Contactamos con Malaquias para ver si nos tiene a la vista y comenta que es todo un espectáculo ver cómo el globo se ilumina cuando le damos al quemador e incluso que un lugareño le pregunto si había algo raro en el cielo, a lo cual le dio las explicaciones pertinentes.
Son las 7:00 de la mañana y llamamos a los compañeros, pero no hay cobertura, mientras ya estamos a unos 3000 metros de altura, que es el máximo permitido. Volamos en dirección sureste a una velocidad de 42 Km/h. Dejamos a la derecha la preciosa localidad de Benavilla y su gran lago. Hemos consumido la primera de las 5 botellas de gas que llevamos y al este se comienza a ver el sol , es todo un espectáculo y Pedro no hace mas que tirar fotografías. Contactamos con Malaquias y le hacemos partícipe de lo que estamos viendo, a lo que él nos responde que en tierra todo está oscuro. Un poco más tarde, sobre las 7:30 de la mañana el amanecer es todo un poema, tenemos el sol a la izquierda y la luna a la derecha, a cual de los dos mas radiante, y ya puede verse el suelo perfectamente.
Son las 8 de la mañana, y seguimos volando a 3000 metros de altura y a una velocidad de 43 Km/h en dirección sureste. Estamos a punto de entrar en una zona de espacio aéreo controlado, donde la altitud máxima permitida son 1500 metros, con lo que comenzamos el descenso. Hemos gastado 3 botellas de gas, con lo que estimamos que podremos volar 1 hora más sin problemas. Contactamos otra vez con Malaquias y nos dice que nos tiene en la visual. En este momento atravesamos una zona de viñedos y el colorido es precioso (me recuerda a nuestra tierra). Sobrevolamos la localidad de Arriolos, y nos dirigimos hacia Évora, hemos recorrido unos 90 kilómetros desde nuestro despegue en Flor da Rosa.
Son las 8:45 de la mañana, hablamos con Malaquias y le informamos de que aterrizaremos cerca de Évora, a lo que nos contesta que no hay problema, ya que conoce bien la zona. Comenzamos el descenso a tierra impresionándonos de cómo se transforma el relieve del terreno durante el descenso, como si fuera nuestro primer vuelo. Estabilizo el globo a unos 20 metros del suelo, mientras sobrevolamos fincas de ganado repletas de toros y vacas.
A las 9:20 de la mañana tomamos tierra cerca de una línea de ferrocarril. La experiencia ha sido todo un éxito y Pedro me lo hace saber. Tras unos momentos de alegría, examino el terreno y veo que cerca del lugar de aterrizaje hay un cortijo, al que me acerco y pregunto a un lugareño dónde estamos. Pongo en contacto a este amable señor con Malaquias mediante el teléfono móvil y con sus explicaciones nuestro rescate aparece al poco rato. Tras cargar el globo con la ayuda de la gente del cortijo sólo nos queda que el bueno de Malaquias nos transporte hacia Alter do Chao, el lugar donde se inició nuestra aventura.
Hemos realizado un vuelo de más de tres horas y recorrido 105 kilómetros, volando parte del viaje en plena noche.
Queremos desde aquí agradecer a nuestros Amigos Portugueses Anibal Soares, Joao Rodríguez y Antonio Malaquías su inestimable ayuda para que este magnífico vuelo se convirtiese en realidad.